El problema no son las emociones
Los días en los que sentimos emociones agradables son una fiesta. Sin embargo, hay tantas veces que nos sentimos mal, y a pesar que intentamos suprimirlas, las emociones difíciles no desaparecen y siguen insistiendo por emerger. No son nuestro enemigo, sino mensajeras de informaciones valiosas que, a gritos, piden ser reveladas. Las emociones son el territorio en el que vivimos, son nuestra verdad. Son auténticas. Y necesitamos conocerlas.
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